) 104) LES VÍCTIMES DE LA CRISI (III): "La destrucción de empleo"

Son realmente preocupantes los índices de paro en el conjunto de España, y concretamente en nuestra Comunidad donde puede alcanzar las 80.000 personas a fines de año. Se trata en definitiva de personas, no simples y fríos números estadísticos, que han pasado a engrosar las colas del INEM, ya sea por el cierre de la actividad turística afectada por el mal endémico de la estacionalidad, ya sea por el frenazo de la actividad constructora e inmobiliaria.
No cabe duda de que tal realidad plantea graves problemas en la economía doméstica. No resulta extraño que tanto hombre como mujer, marido y esposa, estén sin trabajo, en el paro. Tampoco es extraño, y todavía más dramático, el caso de personas a las que la cobertura de desempleo les cubre escasos meses, debido a su contratación temporal y/o precaria. Tal situación, aunque sea con distinta intensidad, no sólo afecta a los segmentos más bajos de la escala social, sino también a sectores de la denominada clase media y a los autónomos. Desde tal perspectiva son adecuadas las medidas tomadas por el gobierno central y el autonómico con el objetivo de paliar las graves consecuencias que conlleva el estar en paro, especialmente para determinados colectivos y personas.
Pero hay un problema mucho más grave: la destrucción de puestos de trabajo. Porque una cosa es la existencia en un momento determinado de un elevado número de parados, pero que una vez normalizada la situación es muy probable que puedan regresar a la vida laboral. Otra realidad muy distinta, es que tal regreso al mercado laboral sea improbable para un gran número de los actuales parados porque sus antiguos puestos de trabajo han dejado de existir. ¿En qué escenario nos encontramos? Es muy posible que en el segundo, especialmente para los que tenían contratos temporales o precarios.
La extinción de puestos de trabajo puede deberse a dos causas. Una objetiva, simplemente porque tales “ocupaciones” no caben en una estructura empresarial competitiva. Otra causa es subjetiva, entiéndase la de aquellos empresarios que, aprovechando la crisis, eliminan puestos de trabajo simplemente para ahorrar costes.
En el caso de Balears puede existir una mezcla de las dos causas. Es un hecho objetivo que nuestra actividad productiva no puede seguir fundamentándose en mano de obra intensiva de baja cualificación. Pero, no puede desdeñarse la existencia de empresarios que se limiten a aprovechar la ocasión. Difícilmente será recuperable la hiperactividad inmobiliaria. Es muy poco probable que el sector turístico, por muy locomotora que sea, tenga capacidad ni voluntad de absorber personal actualmente en paro de otros sectores. Más aún me temo la eliminación o reducción de trabajos de carácter temporal y/o un aumento de cargas en los fijos. Incluso puede darse una reducción de empleo en el sector comercio, afectando al numeroso personal temporal que cubría turnos.
¿Qué se puede y debe hacer ante tal situación? En primer lugar, separar el polvo de la paja: distinguir entre la extinción objetiva de puestos de trabajo, de la extinción meramente relacionada a una simple reducción de costes empresariales. En segundo lugar, deberá analizarse por sectores qué nueva tipología de empleo es posible y necesaria para absorber parte de los parados desde un modelo productivo competitivo, sostenido y sostenible. En tercer lugar, diseñar módulos funcionales de formación para adecuar a los actuales parados al mercado de trabajo real y potencial.
Existen varias “mesas de trabajo”, potenciadas por el Govern, formadas por Empresarios y Sindicatos. Se supone que su función es precisamente explorar y encontrar los nuevos “nichos” de trabajo. Teniendo en cuenta que el trabajo lo crea la iniciativa privada, al Govern le resta la difícil tarea de crear el marco, el campo de juego y sus equivalentes reglas, que posibilite y facilite un tejido productivo eficaz. Sin dejar de realizar la difícil función de acoplar y hacer operativos los programas formativos de la Consellería de Trabajo a la inserción laboral real.

Economia

Tarabini, Antoni | Diario de Mallorca - 5-XII-2008