) 556) Vivimos la noche oscura del ateísmo colectivo

"Que todos vuelvan a Dios, porque su abandono está siendo, sin duda, el acontecimiento más grave de estos tiempos de indigencia en Occidente, al que no se le puede comparar otro en radicalidad y en sus gravísimas consecuencias deshumanizadoras". La frase resume el discurso pronunciado ayer por el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, durante su investidura como doctor honoris causa por la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia, que tuvo lugar en una abarrotada sala del Palau de les Arts.

La sociedad da la espalda a Dios en una actitud que en ocasiones camufla bajo una "religiosidad vacía". El "hombre occidental" aparece "vacío y desorientado, fugitivo de sí mismo y con unas aspiraciones o ideales prevalentes como: bienestar, dinero, sexo, evasión, goce narcisista, el vivir bien y disfrutar, el consumo y el gozar del cuerpo y de la vida en libertad omnímoda y la permisividad...". Se concede "más crédito a lo que dicen ciertas corrientes o creadores de opinión que a lo que enseñan el Papa o los obispos". "La gravísima quiebra económica" actual ha sido causada por un "desplome moral" previo. La Comunidad Valenciana, España, Occidente viven, en fin, "la noche oscura del ateísmo colectivo".

Cañizares, cuya adscripción al ala conservadora de la Iglesia es conocida, describió una sociedad en crisis por su alejamiento de Dios, y una institución eclesiástica asediada por un laicismo que pretende restringir la experiencia religiosa a la esfera privada de los ciudadanos. Lo hizo sin dejar una fisura a la autocrítica (algo que explique, por ejemplo, por qué la Iglesia es la tercera institución que menos confianza despierta entre los españoles, según la encuesta del CIS publicada ayer), y calificándose a sí mismo como un "perro guardián" que no puede permanecer callado ante la deriva que ha emprendido la sociedad.

Cañizares, a quien el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, calificó ayer de "profeta en su tierra", nació en Utiel en 1945. Fue ordenado sacerdote en el pequeño municipio valenciano de Sinarcas en 1970 y comenzó una intensa trayectoria que le llevó a ser nombrado obispo de Ávila, de Granada, de Toledo y posteriormente cardenal. Su elección como prefecto de la Congregación para el Culto Divino por el Papa Benedicto XVI a finales de 2008 no fue interpretada, sin embargo, como un avance, sino como una salida a la situación creada después de que Cañizares cayera derrotado ante Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, en la carrera por la presidencia de la Conferencia Episcopal Española.

La laudatio del cardenal corrió a cargo de José Tomás Raga, profesor y vice gran canciller de la Universidad Católica, que lo describió como un "hombre de Iglesia", que ha denunciado al laicismo como "una ideología fundamentalista, incapaz de aceptar cualquier otra posición diferente". Carlos Osoro, arzobispo de Valencia y Gran Canciller de la Católica, cerró el acto destacando la "gracia especial" que suponía la entrada de Cañizares en el claustro de profesores de su universidad: "Cuando está en juego la vida del ser humano, qué belleza tiene que incorporemos hombres de la talla de nuestro cardenal, que defiendan la verdad del hombre, su dignidad, el valor por el hecho ser hombre".

Religió

Zafra, Ignacio | El País - 17-XII-2010