581) Un intercambio responsable

En su informe European Competitiviness Report 2008, la Comisión Europea establece cuatro pilares fundamentales que repercuten directamente en la competitividad (y, por tanto, en el éxito) de la empresa: la apertura comercial, el crecimiento de las PYMES, una política comercial sostenible y la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). La RSC aparece en respuesta a los cambios económicos y sociales observados dentro del proceso de
globalización, en el que se visualiza un nuevo concepto de negocio, que viene a responder las exigencias que la sociedad y el mercado hacen a la empresa. Este proceso lleva a que se incorpore una serie de reglas en forma voluntaria, bajo las cuales se crea un compromiso con la comunidad y el entorno, que se presenta como una ventaja competitiva entre las empresas que operan en el mercado.

Algunas empresas hacen RSC sin saberlo. Una acción socialmente responsable puede ser desde reciclar todo el papel de la oficina, hasta un horario adaptado para conciliar vida familiar y laboral. Estas acciones se ven recompensadas o reconocidas a través de los certificados de calidad (ISO, Aenor, etc.) o con un buen ambiente interno, en la medida en que trabajadores y empresarios están cómodos en el entorno que conforma la empresa. Otras actuaciones socialmente responsables pueden ser la colaboración con actividades y proyectos externos, como las donaciones, mecenazgos y patrocinios. Hay que tener en cuenta que la RSC afecta a nuestra
imagen y reputación. Todas las acciones que emprendamos, la forma de gestión y el compromiso social, influirán directa o indirectamente en la imagen que los trabajadores y clientes se formen de nosotros. Así la RSC
se debe difundir, tanto para que otras empresas se sumen como para proyectar la imagen que deseamos.

La Fundación Ideas para el Progreso, en pleno proceso de expansión y crecimiento, busca detectar las principales preocupaciones de la ciudadanía y los retos y amenazas que el futuro nos depara, con la finalidad de
generar ideas políticamente aplicables con las que dar respuesta a dichos retos. Para ello requiere, además de un equipo humano de alta solvencia intelectual y comprometido con estos fines, de los recursos económicos y materiales que lo hagan posible. Con ese objetivo, además de las aportaciones finalistas que las administraciones públicas ofrecen en sus convocatorias, la Fundación cuenta con un grupo de socios colaboradores, que aportan sus cuotas periódicas, y de los patrocinios empresariales. Estos se enmarcan en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa de que venimos hablando en este artículo, son deducibles fiscalmente, y denotan el compromiso que la empresa
española adquiere cada día con más intensidad en favor de una sociedad desarrollada y sostenible.

La mejora de la imagen de marca, el aumento de la notoriedad y el incremento de la reputación son objetivos capitales hacia los que se dirigen las compañías. Es por eso que el patrocinio, en sus diferentes ámbitos de actuación, adquiere ahora una dimensión innovadora como portador de la nueva sensibilidad de las empresas,
comprometidas con la ética y la sostenibilidad del entorno en el que operan. Y es que, en un momento en el que asistimos al auge de la incorporación de la Responsabilidad Social Corporativa, las acciones de patrocinio dotan
a las organizaciones de una personalidad más amplia, constituyendo una herramienta clave que fomenta el diálogo transparente entre la empresa y sus públicos.

Algunos países como Dinamarca, Francia o Reino Unido han empezado a desarrollar leyes que convierten la Responsabilidad Social Corporativa en obligatoria con el objetivo de que las empresas hagan públicas sus condiciones sociales y ambientales y sus aportaciones a proyectos de desarrollo e investigación. El conocimiento público de las aportaciones que las grandes empresas y corporaciones realizan viene alentando a otras a seguir
el ejemplo, al conocerse no sólo las cantidades aportadas y a qué proyectos, sino los beneficios económicos y sociales que estas acciones reportan a quienes las hacen.

Tal vez el paradigma de las acciones de RSC lo encontremos hoy día en los proyectos filantrópicos de famosos empresarios como Bill Gates, quien está haciendo posible vislumbrar la erradicación de enfermedades como la malaria, o Ted Turner, fundador de CNN, que donó la mitad de su fortuna personal para diferentes proyectos de investigación y desarrollo. Estas actitudes añaden a sus ya reconocidas marcas un sello de compromiso social, incrementando el valor de sus productos ante su clientela, que al optar por ellos también se siente partícipe de
este compromiso. Es decir, la Responsabilidad Social Corporativa como patrocinador se transfiere y se
comparte con el consumidor, que encuentra en ella un motivo más para fidelizarse ante determinadas marcas o empresas.

Como conclusión, las compañías que aplican criterios y acciones de Responsabilidad Social Corporativa
encuentran el agradecimiento del mercado que les otorga mayor confianza y, por tanto, aumentan sus beneficios sociales y económicos.

Economia

León, Ebee | Fundación Ideas - 28-II-2011