588) Gadafi recurrirá al terrorismo

Es humillante para Europa la nula manifestación del liderazgo de la señora Catherine Ashton.

Muamar el Gadafi lanzará ataques terroristas contra Europa para responder a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad. Conviene prestar atención.
En 1988, sus servicios secretos se encargaron de derribar sobre Lockerbie, Escocia, el Jumbo de Pan Am con 271 pasajeros. En 1989 caía sobre el Sahara otro avión, 170 muertos. Antes voló por los aires, en Berlín, la discoteca La Belle. Ahora, Gadafi habla 23 años después de Lockerbie. No habrá lugar seguro en el Mediterráneo, dijo; los soldados de la coalición serán objetivos prioritarios.
El inteligente (y saliente) secretario de Defensa americano, Robert Gates, ha tenido que recordar que la guerra no es un videogame. Contra las versiones en circulación, europeos y americanos parecen haber ido a remolque a esta operación, más empujados por el deber (sí, el sentido del deber sobrevive al oeste del planeta) que por su interés. Lo contrario hubiera sido vergonzoso. El martes 15, Ivo Daalder, embajador americano en la OTAN, hablaba en Bruselas ante la Alianza. Se necesitó un año para mandar fuerzas a Kosovo, recordó. Tres para entrar en Bosnia-Herzegovina. Durante diez, Sadam fue sometido a exclusión aérea. Hoy, dijo Daadler, la resolución 1973 se ha conseguido en cuatro semanas.
Estamos, sí, ante un proceso irreversible. Con marcos distintos en cada país. Habrá vueltas atrás. La UE tiene el deber de mantener y aumentar sus ayudas: sanidad, educación, agua, finanzas, transparencia… Lo más triste (y humillante) para Europa es la nula manifestación de liderazgo por parte de la señora Catherine Ashton.
La vuelta de Gadafi al terror traerá malas consecuencias, también para él. Si un servicio europeo recibe la orden de resolver el problema, liquidará a sus parientes en vertical, hasta la cuarta generación. Horizontalmente, podrá llegar al noveno o décimo grado de consanguinidad. Son métodos abyectos, que la civilización creía haber superado hace siglos. Vuelven de la mano de hombres como Gadafi.
Se extiende la evidencia: si Gadafi desapareciera, todo cambiaría. Las 140 tribus de Libia empiezan a dudar. El líder está políticamente muerto. Algunos insinúan que quizá Gadafi quiera morir en su palacio. Pero quienes le conocen aseguran que prefiere vivir.
El sábado 19, las fuerzas leales al régimen avanzaban hacia Bengasi. Por la tarde estaban a las puertas de la ciudad. Había terminado el almuerzo del Elíseo. Hacia las 18:00h aparecieron sobre Bengasi los Rafalefranceses. En pocos minutos, la segunda pasada abrió fuego. Los blindados y la artillería autopropulsada eran neutralizados en el suelo, sin apenas respuesta. Desde hace cinco días, y sobre todo cinco noches, los cazabombarderos americanos, británicos y franceses barren la zona. Los misiles navales se dirigen a instalaciones defensivas o administrativas de Trípoli.
En Túnez hay una sociedad civil: organizaciones empresariales, periódicos, colegios de abogados, administración… gracias a la resistencia de estos cuerpos intermedios, Túnez sobrevive. No olvidamos al fundador, Habib Burguiba, bebiendo vino a mediodía en la recién inaugurada televisión tunecina, en pleno Ramadán… En Libia, no hay nada. Salvo un dictador que carece de cargo conocido. Gadafi es colérico, raro, iluminado, inteligente, cruel. Los africanos no apuestan por su final.

Relacions internacionals

Valcárcel, Darío | ABC - 24-III-2011