736) La crisi del empleo juvenil continua

En el último informe publicado por la OIT se destaca que la disminución gradual de la tasa mundial de desempleo juvenil que venía sucediéndose en el periodo 2002-2007 quebró drásticamente con la crisis económica. En 2011 la tasa de desempleo juvenil era de un 12,6% de media mundial. Cerca de 75 millones de jóvenes están desempleados en el mundo y las proyecciones a medio plazo no son muy optimistas.

En las economías desarrolladas, en la Unión Europea, así como en el sudeste Asiático, el progreso no ha sido lo suficientemente importante como para compensar el impacto de la crisis económica mundial. En África del Norte, la tasa de desempleo juvenil ha aumentado considerablemente tras la Primavera Árabe, incrementándose 5 puntos en los dos últimos años. A pesar de las diferencias existentes en las tasas de desempleo juvenil a nivel regional, todas las regiones se enfrentan a grandes desafíos en el área del empleo juvenil. Incluso en el Este Asiático la tasa de desempleo juvenil fue de 2,8 veces la tasa de adultos.

Crisis económica y participación de la fuerza laboral juvenil


Muchos jóvenes han abandonado completamente la búsqueda de trabajo, o han decidido posponerla y permanecer dentro del sistema educativo, desalentados por las altas tasas de desempleo. Un total de 6,4 millones de jóvenes en todo el mundo está apartado de la fuerza laboral, especialmente en las Economías desarrolladas y la Unión Europea. La presión que recae sobre los jóvenes en busca de empleo se incrementará aún más cuando aquellos que han retrasado su entrada al mercado laboral regresen al mundo activo y empiecen a buscar trabajo.
Porque las tasas de participación de los jóvenes no solo están condicionadas por los aspectos económicos sino también por factores institucionales, tales como valores sociales más amplios, la cultura y las normas, que son particularmente importantes en las regiones con grandes brechas de género, como el sur de Asia, el Medio Oriente y África del Norte.
Las tasas de participación femeninas, por lo general, muestran un patrón en forma de U, con altas tasas de participación en los niveles de bajo ingreso per cápita, que disminuyen a medida que los países se desarrollan, antes de volver a más altos niveles de ingreso. Esto hace difícil separar los factores institucionales y culturales.


¿Empleo temporal y trabajo a tiempo parcial: transición o trampa?

En general, en el mundo, los jóvenes están atrapados en trabajos de baja productividad, trabajos temporales o de otro tipo que no están a la altura de sus aspiraciones y que, a menudo, cierran la puerta a la posibilidad de acceder a trabajos permanentes, de mayor productividad y mejor remunerados. En las economías desarrolladas, los jóvenes son contratados, cada vez más, en empleos atípicos, y la transición al trabajo decente sigue siendo postergada. Desde la crisis económica mundial, esta es la única opción posible. En la Unión Europea, el número de jóvenes con un empleo a tiempo parcial así como el número de jóvenes con un empleo temporal ha crecido más rápido que el de los adultos en ambos casos, antes y durante la crisis económica.
El debate se plantea en términos de flexibilidad del mercado laboral general y de dualidad del mercado laboral en particular.
La reforma parcial de la legislación de protección del empleo (LPE) podría también afectar desproporcionadamente a los jóvenes. La combinación de legislaciones menos estrictas hacia la regulación de los costos de despido y los trámites para los contratos regulares, junto con el escaso poder de negociación individual de los jóvenes muestran la tendencia hacia una menor permanencia de los jóvenes trabajadores en muchos países europeos.

En las economías en desarrollo, los jóvenes se enfrentan a grandes barreras estructurales en su búsqueda de un trabajo decente. Una alta proporción de los jóvenes tienden a trabajar sin remuneración de manera informal en el hogar, o bien en los negocios familiares o granjas. La transición de la escuela al trabajo también puede incluir fases de desempleo o periodos de empleo temporal, mientras que al final lo más probable es que los jóvenes terminen trabajando por cuenta propia. Las tendencias demográficas son tales que la fuerza laboral de los jóvenes sigue creciendo precisamente en aquellas regiones donde existen pocas oportunidades de trabajo remunerado y donde la escasez de trabajo está muy extendida, en particular en África subsahariana y en Asia meridional.

La educación y el mercado laboral

La educación y la capacitación son esenciales para que los jóvenes puedan incorporarse al mercado laboral con éxito ya que incrementan su productividad y empleabilidad potencial. En las economías desarrolladas, la educación también sirve como un escudo contra el desempleo para muchos jóvenes y hay un fuerte vínculo entre el nivel educativo y los resultados laborales.

En particular, los individuos con educación primaria o inferior, a menudo tienen las tasas de desempleo más altas y mucho peores que aquellos con más altos niveles de educación en los tiempos de crisis. Sin embargo, un mayor desarrollo de capital humano y mayores niveles de educación no se traducen automáticamente ni en una mejora de los resultados en el mercado laboral ni en más puestos de trabajo. En las economías en desarrollo los puestos de trabajo disponibles están limitados a sectores formales pequeños y la juventud no posee necesariamente las habilidades adecuadas para calificar a aquellos trabajos. Los rápidos cambios estructurales en estas economías crean desajustes geográficos y de habilidades, los cuales plantean desafíos particulares a los sistemas de educación y de formación y a la capacidad de respuesta de éstos a las necesidades del mercado laboral. En este sentido, se necesita información adecuada sobre el mundo laboral a fin de poder facilitar el rol de la educación, el cual es cumplir con la demanda de trabajo actual y facilitar un cambio.

Los jóvenes que no trabajan ni estudian (NEET, de sus siglas en inglés, ni educación, empleo o formación) constituye al menos el 10% de la población joven, e incluye, jóvenes con un nivel bajo de educación en los países desarrollados. Este grupo es ha convertido en un gran motivo de preocupación para los responsables políticos, en particular en las economías desarrolladas.

Políticas de empleo juvenil

Muchas de las regiones del mundo hacen frente actualmente a grandes desafíos en materia de empleo juvenil. La proyección para 2012 de las tasas de desempleo juvenil no van a variar y en este contexto, las políticas de empleo juvenil tienen una gran prioridad.
Algunas de las áreas de intervención más importantes son:

Políticas macroeconómicas y de crecimiento: donde sea fiscalmente posible; esto es crucial para mantener o mejorar las medidas que pueden ayudar a impulsar la creación de empleo y poner en marcha la recuperación de empleos sostenibles.
Políticas y programas activos del mercado laboral: las medidas activas del mercado laboral, tales como el desarrollo de servicios públicos de empleo, los subsidios salariales y de capacitación o las reducciones de impuestos pueden motivar a los empleadores a contratar jóvenes, así como a contrarrestar el exceso de oferta de jóvenes trabajadores en tiempos de crisis. Igual de importantes son los programas que tienen por objeto el contrarrestar el desajuste de habilidades técnicas entre los jóvenes, tales como los programas de formación vocacionales, las re-capacitaciones de jóvenes desempleados y desanimados, planes de formación en el lugar de trabajo, la creación o la mejora de los sistemas de aprendizaje, programas de capacitación sobre conocimientos prácticos y habilidades para la vida diaria para jóvenes desfavorecidos.
Mejores estrategias para mejorar la protección social para los jóvenes y adaptar las reformas del mercado laboral a necesidades específicas. El empleo decente no trata sólo de generar cualquier tipo de trabajo, sino también de mejorar la calidad de éstos.
Diálogo social y alianzas para el empleo juvenil: establecer alianzas de base amplia, a fin de hacer realidad el compromiso hacia el empleo juvenil. Las alianzas entre gobiernos, organizaciones de empleadores, sindicatos y otras organizaciones pueden ser decisivos para determinar las acciones más apropiadas a nivel nacional y local para la promoción del trabajo decente para los jóvenes.
Apoyar una mayor información sobre el mercado laboral y los sistemas de análisis, los cuales sirven de base para supervisar los mercados laborales y diseñar e implementar políticas efectivas.

Joves

Echevarría, Carmen | Capital Humano - 22-VI-2012